domingo, 4 de septiembre de 2011

Un festín bastante amargo, pero con moraleja importante

No todos los festines son agradables y por su puesto no todos van a tener finales felices como de cuentos de hadas. En este cado es amargo y bien truculento.

En la película que hablamos hay una clara manera de mostrar el auge y poder que han tomado los blogs a nivel mundial, como ellos han y seguirán indicando caminos a seguir aunque muchas veces las personas que los guían y escriben no sean los más eruditos en los temas en cuestión.

Hasta en Caracas hemos tenido un crítico gastronómico llamado Anton Ego, usurpando el nombre del famoso inspector de guías en Ratattouille, quien sólo se enfrascaba en reseñas bien malintencionadas, poco éticas y tratando siempre de sembrar una muy mala imagen en los sitios supuestamente visitados.

Acá hasta el gran Batalli hace alusión a lo poderoso que se han vuelto los bloggeros.

Una película de desarrollo visceral, con un tema muy interesante aunque no se haya terminado el mismo de manera genial. No la mejor que haya visto, pero reitero lo importante del tema en cuestión a demás de mostrar escenas culinarias bien realizadas.

Bitter Feast del director poco conocido Joe Maggio (como la superestrella de los Yankis de New York) del 2010 con unos muy buenos actores principales.

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