martes, 18 de septiembre de 2012

Finaliza Mistura Perú, pero espero que comience un cambio en Venezuela.

Culminó otra edición del evento gastronómico más importante del continente Sur y uno de los más renombrados del mundo. Perú se ha consolidado enormemente en el ámbito culinario y tomado como bandera nacional, con lo que adoptando el tema de las cocinas como tópicos sociales hasta los aspirantes presidenciales han salpicado en algo hacia ella.
 Mistura dura 10 días cargados de emoción Peruana y de recibimiento a otras culturas y cocineros de lados tan remotos y disimiles como la misma Dinamarca, por citar un caso.
 Un poco más de medio millón de personas asistieron este año consolidando por demás al evento, pero sobretodo dejando claro que la cocina debe ser tomada como carta nacional, como aval de Cultura y sobretodo como medio de desarrollo social de un país, llamese como se llame.
 Viví y trabajé en ese lindo país hace casi una decada y no era ni por casualidad tan fuerte y reconocida su gastronomía como lo es hoy. No es que haya cambiado ella en sí, sino que la gente que está entorno a ella han creído enormemente y luchado ante todo el mundo por demostrar que es única y valiosa.
 Evidentemente está Gastón a la cabeza y se ha encargado de lidiar con figuras tan universales como el mismísimo Ferrán Adriá, enarbolando su ceviche, sus ajíes y hasta su Cuy como estandartes culinarios que representan un país entero a pesar de sus variantes sociales y diferencias culturasles entre sí.
 Claro que todo en la vida tiene cosas buenas y malas e igual pasó con la pasada edición de dicho evento. He escuchado por amigos que estuvieron y leído en reportes locales que se ha perdido un poco el rumbo original que tenía como meta y que mostró en pasados años.
 Leyendo un poco sobre su origen sale algo super lindo y es su contexto social y de diversificación cultural que aspiraba tener. Que era la mejor manera de mostrar sobretodo a los peruanos foráneos de Lima, lo que pasaba en la capital con sus más renombrados cocineros, acercándoles unos menús de estas estrellas culinarias a precios razonables y hasta reales, donde se puediése degustar sin tener que hipotecar la casa o vender su carro.
 Parece que se ha volteado y esta premisa cambió...
 Lo popular se asentó y tomó el Campo de Marte (donde se celebró esta edición), que no deja de ser valioso, pero al mismo tiempo limita esa exposición más delicada y trabajada que se quería acercar a los menos pudientes. 
Al no haber estado en niguna de las ediciones no puedo criticar, pero si me gustaría dejar un pequeño comentario de mi visión y de como los cocineros a veces vemos a un lado que dista de la realidad "real" (valga la redundancia) acercándonos sólo hacia lo comercial y monetario.
 Me fascina que un país se vuelque entero hacia su cocina, mercados, productos, etc. y genere cada día noticias vinculadas a lo gastronómico. Como cocinero, pero más como gente de a pie, me genera envidia (sana) que eso no pase en mi ciudad y mucho menos en mi país. Acá nos debemos conformar con simple y unicamente lo que haya en los anaqueles y válgame Dios si pretendes exigir calidad en eso que compras.
 Como miembro de una asociación civil vinculada a la gastronomía Venezolana me preocupa ver que esto suceda y sobretodo sentir que hemos hecho poco por solventar dicha realidad. Evidentemente no pretendo ni asumo que los cocineros salvaremos el Mundo, pero si creo que tenemos herramientas valiosísimas para  cambiar la manera de alimentar a una sociedad y con ello nutrir mejor a esas cabezas que teniendo cuerpos y mentes balanceadas generarán vuelcos en cada una de sus sociedades.
Aplaudo a Apega, a Gastón y a Perú entero, pero aplaudiré mucho más cuando en Venezuela valoremos nuestra cultura al punto de basarla en su cocina, su música y todas las demás variantes artísticas que ella genere y con que se represente.