Este sábado terminó la Gran semana del cacao, donde creo se han sembrado muy buenas semillas para cosechar en nuestras mentes que sí tenemos uno de los mejores cacaos en calidad de todo el mundo.
No es fanatismo criollo ni nacionalismo irracional, no es una sorpresa que en nuestra tierra crece una semilla única en calidad, sutileza y pureza, pero hay un trabajo gigante por hacer en los productores locales. Debemos incrementar la producción para poder elevar la calidad de vida en ellos y poder exigir esa continuidad en excelencia.
De verdad que fue un lujo el contar con ponencias que se pasearon desde el punto biológico y antropológico, por lo económico y social, por lo de sapiencia de calidad en el sembrado y cosechado, etc.
Se me pusieron los pelos de punta al escuchar datos escalofriantes del futuro de una fruta que pudiese ser considerada símbolo y escudo nacional, pero que no terminamos de valorar. Como muchos otros aspectos de nuestro día a día, hay cifras poco alentadoras, pero sí tenemos un montón de personas apasionadas y realmente metidas de lleno para trabajar por y para demostrar que poseemos un cacao extraordinario.
Nos queda comer mucho chocolate venezolano, pero exigiendo los de mejor calidad y de esos tenemos muchos. A llenarnos de serotoninas y alegrarnos los días a pesar de los maltratos que la ciudad y el país nos dan.
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