domingo, 25 de febrero de 2007

Solo una muestra







Retomando el tema de nuestro amigo Asdrubal Briceño, el gran fotografo que está visitando varias de las cocinas de Caracas, quise mostrar una foto que dejó de su pasadita por la cocina de Malabar dejando así en claro la manera en que se esfuerza por captar momentos y situaciones poco antes vistas de cocineros en acción.




viernes, 16 de febrero de 2007

Un tremendo fotógrafo llamado Asdrubal Briceño



Hace un par de meses por medio de intercambio de correos y llamadas, conocí a un gran fotógrafo que tenía curiosidad en ver que pasa dentro de una cocina. No quería hacer las típicas fotos con poses de estrellas cocineras o chefs estrellados, quería mostrar y vivir un poco el día a día dentro de los fogones.
Muchos sabrán que no es nada fácil convivir con gente y menos en un lugar cerrado lleno de stress, calor, cuchillos, mesoneros, pasteleros, etc., y su intención era adentrarse en ese mundo y recoger esas imágenes “casuales”.
Entonces llegó un tipo con cámara en mano que escudriñando de aquí para allá y tirándose al piso logró captar extraordinariamente lo que vemos los cocineros todos los días.
Dicho trabajo dentro de varias de las cocinas de grandes restaurantes de Caracas, aún no esta lista para ser vista, pero hay un par de trabajos que ya lo están y me encantaría que ustedes les echen un vistazo y esperen ansiosamente, al igual que yo lo estoy haciendo, por el lanzamiento de las tomas culinarias.
Aquí les dejo un par de fotos que me encantaron, de una propuesta muy arriesgada y poco común como lo son los mercados populares venezolanos. Igualmente les anexo el link de este gran artista.
No podía dejar pasar la foto de las hierbas (con la albahaca morada de protagonista) y la del retrovisor que es quizás mi favorita.

martes, 13 de febrero de 2007

SIN PALABRAS

Quino, el grande






Me considero un protector y amante de los animales, más allá de ser cocinero y trabajar mayormente con "cadáveres", pero esa educación salvadora y ecologista sembrada por mi madre, mucha veces tiene que luchar con mi parte más terrenal y salvaje.
Creo ser incapaz de matar conscientemente a un animal, aunque me emociono y pienso como prepararlos una vez que llegan a mis manos en mi cocina. Raro sentimiento, ¿no?
Esta caricatura del "grandidísimo Quino", resume un poco lo que siento.

miércoles, 7 de febrero de 2007

Para terminar con la polémica...

Y continúa la polémica suscitada por las declaraciones del Gran Santi en el forum de Madrid Fusión.
Sé que hay muchísimas personas a las cuales les encantó que dijera lo que dijo. Probablemente tiene razón en pensarlas, más no considero que haya sido el lugar adecuado ni honesto completamente en decirlas.
No creo que llegando al nivel en que están los grandes cocineros de Europa se pueda polemizar a cerca de si les cocinan a los esnobs y ricos y si esto desprestigia sus carreras. Creo que son los que son, por el marketing y mucho dinero de por medio que, probablemente venga de esos ricos y adinerados a los que ahora él se hace referencia de manera un poco despectiva.
¿No será que les queda pocos cartuchos y sea una estrategia para llamar la atención y volver a situarse entre los grandes nuevamente?
Por favor, no malinterpreten y piensen que apoyo otras posturas más próximas a las de Ferran (que tanto aquí se compara), ni que no admiro al Sr. Santi, su propuesta y manera natural de ver a su cocina tan catalana.
Para no seguir con todo este revuelo y tratar de dejar las cosas hasta allí, les anexo unas declaraciones de Xavier Agulló, editor del portal Lo Mejor de la Gastronomía, él cual comenta su versión de cómo ve la cosa y lo que podría pasar.

“DESOLÉ”, SANTI
¿Hablamos en serio? En realidad, todos sabemos lo que se oculta tras la polémica y demagógica digresión de Santi, hace unos días, en Madrid Fusión. Desde luego, no parece que su intención fuera pedagógica. Porque en ese caso, antes de lanzar invectivas contra aquellos que no son “de los suyos”, y por tanto le son ajenos, hubiera debido reflexionar sobre el status quo de su propio territorio. Porque, si hablamos en plata, es seguro, desgraciadamente seguro que hay muchos más miles de croquetas, guisos, tortillas, arroces y suquets mal hechos, incluso deshonestamente elaborados, que deconstrucciones, aires o esferificaciones. Pura matemática. Así que hubiese sido más lógica (si es que existe lógica en denunciar unilateralmente la paja ajena) una abstracción tendente a denunciar –para mejorar- la ingente cantidad de cocina tradicional que hace enrojecer de vergüenza a nuestro país, y que gana por goleada a los pocos embaucadores que se han agazapado en las vanguardias. Es muy barato criticar, desde el confort del viejo y seguro hogar, a los pioneros, víctimas además de las flechas que aguardan inevitablemente en las nuevas geografías. No; en verdad, Santi estaba escenificando, con el manoseado y vacío lugar común de la “autenticidad”, su largo enfrentamiento con Ferran, del que, por cierto, tanto aprendió antes de que cayera en Cala Montjoi la segunda estrella. Aquel momento marcó el futuro desencuentro. Desde entonces, quizá porque lo vio venir, Santi inició su batalla particular. Muchos recuerdan, hoy, que por aquellos tiempos el chef de Sant Celoni ya se negaba a participar en cualquier acontecimiento “si estaba Ferran”. ¿De qué estamos hablando, pues? ¿De sardónica iniquidad? ¿De simple envidia? ¿De absurdo rencor? ¿De disparada egolatría? Sorprende, en términos objetivos, la diatriba de Santamaria a los profesionales creativos vindicando una cocina basada en la tradición, en el contacto directo con la materia prima, en la visión romántica de la restauración. ¡Pero si él, como todo el sector sabe, hace tiempo que no ejerce! Además, en un ataque de socarronería que ahora lo compromete, aseguró con suficiencia, el mediodía de inauguración de su restaurante Evo, que él “ya sólo cocinaba para la familia”. Lo dijo. Lo oímos todos los que aquella tarde estuvimos allí. Dice que él no es un cocinero mediático. Y debe ser el único que está vinculado contractualmente con un gran grupo de comunicación. Dice que no vende nada, y utiliza aquella compañía para popularizar sus libros y productos gourmet, incluso promocionando cucharones a 50 céntimos en un kitschoso anuncio de televisión. Dice que lo suyo es la cocina como emoción directa, pero su trabajo fundamental consiste más bien en regentar un amplio grupo de establecimientos gastronómicos de fama. Dice que no le gustan los congresos, y se ha aprovechado de uno para torpedear a sus compañeros. Su discurso, pues, es incongruente, “inmoral” y falto de rigor y contenido. E insultante para sus clientes. De hecho, muchos se han dado de baja de “Santamaria”, incluso algún reputado periodista y escritor. Entonces, ¿a quién aplaudían los 600 congresistas que asistieron a su ponencia en el reciente Madrid Fusión? Dime, querido Cristino, ¿a quién jaleaban aquellos 600? ¿Tenemos edad para seguir cayendo en descaradas emboscadas? Santi podrá tener más o menos páginas de papel couché para lanzar sus ironías, podrá ufanarse de más o menos estrellas (incluso las sorprendentemente “veloces” que han ido a su nuevo Evo de Barcelona), podrá recoger, vía visceral, más o menos aplausos. Aunque, al final, sabe que, esencialmente, está solo, acompañado únicamente por la efímera “claque” que poseen todos los reyezuelos. Porque la certidumbre, amigos, está más allá de localismos nostálgicos o sentimentales. La realidad, la compulsión, el objetivo final siempre es la historia. Pero la historia evita a menudo las complacencias, los aburguesamientos y las molicies. La Historia, así, con mayúscula, es patrimonio de quienes, con generosidad y solidaridad, son capaces de crear y consolidar nuevas y emocionantes percepciones. De aquellos que nos acercan remotos horizontes impensados aun siguiéndonos retando a cruzar nuevas y lejanas fronteras. La historia corona sólo a unos pocos “choisis” que han sabido conjugar sin red audacia, clarividencia y talento. Y la historia ya ha dictado su sola e inapelable sentencia: Ferran. “Desolé”, Santi.
(tomado del editorial de: www.lomejordelagastronomia.com)

Proxima re-apertura del Restarurante del Museo de Arte


A partir de marzo podremos degustar y disfrutar de nuevo, de un local en un sitio ya antes habitado gastronómicamente, como lo es el restaurante del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas.
Mi amiga Karina Pugh, quién una vez me dio unas súper interesantes y amenas clases de nutrición, será la encargada de la pastelería de dicho lugar. Creo que hace falta empezar a rescatar sitios gastronómicos que estén relacionados con el arte y la cultura, como los hay en casi todas las ciudades importantes del mundo, ya que ambas expresiones artísticas están más que unidas y son totalmente símiles.
No dudo que será una tremenda opción a la hora de comer.
Les deseo de antemano toda la suerte del mundo y espero con ansias esa apertura.

martes, 6 de febrero de 2007

Quesos de Turgüa o mejor dicho, los quesos de Eva y José María.







Hace ya algún tiempo tenía ganas de escribir sobre unas bellísimas personas que producen unos geniales quesos de cabra y vaca que poco tienen que envidiarles a los hechos en otras latitudes.
Son una pareja encantadora que por cosas del destino se encontraron en Venezuela. Ambos son inmigrantes, pero nacionalistas y orgullosos de este país como pocos. Realmente a estas alturas no importa de donde son, ya que desde que llegaron a Turgüa solo se han dedicado a elaborar con la mayor dedicación y amor unos quesos artesanales que difícilmente podré explicar.
Afortunadamente su producto no es masivo ni comercial. Quizás suene egoísta, pero no quisiera que crezca su producción y con ello decaiga su calidad.
Artesanales y geniales son dos adjetivos que describen perfectamente sus productos. Cada queso producido por ellos son entes vivos que maduran, evolucionan y sufren dependiendo como los vayamos tratando, y con esto nos da una enorme libertad para decidir en que punto exacto está dicho queso para ser consumido, dependiendo del paladar de cada persona.
Los quesos que ellos elaboran se caracterizan por ser fuertes de sabor, intensos y cremosos de textura, aunque como dije antes, depende mucho del momento en que decidamos comerlos.
La manera y el cómo comerlos depende mucho de nuestros gustos y asociaciones, aunque las más comunes son con frutas y dulces caseros tipo mermeladas o conservas.
Luego añadiré una foto de cómo me gusta servirlos en el restaurante, mientras tanto espero que poco a poco haya más gente que pueda apreciar y degustar estas delicias lácteas hechas por una pareja a la que todos los cocineros queremos y sentimos una gran admiración y respeto, no solo por su dedicación y esmero, sino también, y en gran medida por sus grandísimos dotes y valores humanos.

Gran comida, grandes amigos

El sábado pasado fuimos a cenar a Sibaris a propósito de la cena especial que daría Edgar Leal. Yo ya había probado sus dotes culinarios y conocido su humildad y gran personalidad que lo hacen ser respetado, admirado y querido por cuanta persona se cruce en su camino, en especial los que nos dedicamos a esta profesión y vemos todos los días personajes egocéntricos y poco terrenales.
El lugar era perfecto para la ocasión, ya que de la mano de Carlos, Natalia y todo el equipo del restaurante lograron hacernos sentir como en casa y con una comida extraordinaria.
La cena basada en sabores netamente latinoamericanos comenzó con la versión Edgariana de la Reina Pepiada. Pequeños y asados trozos de pollo entre puré de aguacate y finísimas y crocantes láminas de arepa muy tostadas. Como primer plato vimos un tiradito con caviar (esferificaciones) de cilantro, ajíes amarillo y dulce.
Siguieron unos langostinos con mayonesa de rocoto y puré de aguacate que sin duda alguna se convirtieron en la obra maestra de la velada. Sencillos, pero geniales.
Luego entró el foie gras salteado sobre una fina tartaleta con manzanas caramelizadas que daría espacio a unos muy interesantes y delicados anticuchos de cordero servidos con una especie de risotto, pero hecho con quínoa.
El broche final se dio con chocolate por todos lados… era un cono invertido de chocolate de leche, relleno con una sopa amarga de chocolate, esperando deseosa por derramarse y volcarse en el plato. Todo esto estaba cerrado por un disco de chocolate y una cesta de caramelo que sujetaba a una suave espuma de chocolate blanco.
Para remate nos quedamos hasta casi las tres de la mañana compartiendo anécdotas, chistes y demás cuentos con un grupo bien heterogéneo e interesante que incluía a Oriol, Sumito y esposa, Héctor y novia, Carlos y Natalia, José Ramón, Edgar y por su puesto Shirley.
De más esta decir, que sin duda alguna, fue una gratísima velada, con comida genial y grandes amigos que solo nos dejaron con ganas de que se repita lo más pronto posible.