Ayer fue un día muy especial, ya que mi hermana menor se graduaba de licenciada en Educación y con esto termina una etapa con la que, aunque siempre le seguiré diciendo hermanita, su crecimiento es inminente.
Yo respeto y admiro mucho a la gente que tiene vocación de docencia. La considero como una de las carreras más importantes y necesarias dentro de cualquier sociedad y más en ésta en la que casi nadie tiene principios ni valores humanos.
No cualquiera soporta los humores o caracteres de los niños (en este caso) y siempre se mantiene ecuánime, atento y al mando de la situación con respeto y ejemplo para todos los integrantes de un aula en donde se impartirán conocimientos y principios que formarán o intentarán capacitar.
Yo tuve mi experiencia como instructor, pero el choque que viví entre mi visión romántica de la cocina y el hambre de negocio y mercantilismo de las escuelas, hicieron que me alejara y me dedicara de lleno a mi lugar de trabajo, pero todos los días en mi cocina juego un papel formador, o eso por lo menos pretendo.
Trato de enseñar con respeto y con ejemplo. No creo en los lugares de trabajo en los que los superiores estén gritando o pateando las cosas para crear miedo y un supuesto respeto hacia ellos.
Dentro de esa enseñanza han pasado grandes personas y muchas de ellas con muchas cualidades y destrezas para la cocina, lo cual es más que evidente que no es nada sencillo.
Dos de esas personas trabajan en el mismo sitio y cada día demuestran superación y constancia. Ambos pasaron por Malabar y de una u otra forma dejaron siempre claro que seguirían aprendiendo y siendo humildes en cuanto a su manera de ser. Luego por casualidad o causalidad entraron a Bodega 5, siendo las cabezas de una cocina honesta y sin pretensiones más allá de ofrecer unos grandes platos.
Ayer y para celebrar la graduación de mi hermana, llamé a José Luís y a Eduardo para que entre ellos y su grupo de trabajo nos crearan una velada a la altura y ocasión.
¡Y que maravilla de cena tuvimos!
Ya que mi mamá es vegetariana, al igual que José Luís, me pareció más que apropiado que el menú se basara única y exclusivamente en vegetales.
El abrebocas fue un ceviche de frutas con aire de palmito que sorprendió y agradó a todos en especial a mi madre que nunca había podido comer dicho plato típicamente elaborado con pescados. Siguieron una crema fría de peras asadas con queso de cabra y luego unos pequeños raviolis de queso ricotta y espinaca con crema de al aroma de trufas… ambos estuvieron geniales. Para terminar con lo salado vino una berenjena asada con unos pequeños brotes de coliflor, hongos salteados y una reducción de jugos de vegetales que, por su densidad e intensidad rememoraron a jugos condensados de carne. Todo un éxito.
Como broche de oro nos trajeron una polenta con chocolate blanco, reducción de cítricos, espuma seca de frutos secos, untuoso de chocolate amargo y un delicado shot de ron orange que cuadraba perfectamente con el conjunto descrito.
Por unanimidad decidimos que fue una estupenda manera de celebrar una gran ocasión y en mucho se debió al cariño y esfuerzo que pusieron mis dos amigos que me llenan de orgullo, al demostrar que lo que humildemente tratamos de enseñarles cuando estuvieron bajo nuestro mando, ha sido plasmado y más que demostrado jornada tras jornada en su sala de servicio.
Muchas gracias al equipo completo de Bodega 5 y en especial a José y Edu.
Yo respeto y admiro mucho a la gente que tiene vocación de docencia. La considero como una de las carreras más importantes y necesarias dentro de cualquier sociedad y más en ésta en la que casi nadie tiene principios ni valores humanos.
No cualquiera soporta los humores o caracteres de los niños (en este caso) y siempre se mantiene ecuánime, atento y al mando de la situación con respeto y ejemplo para todos los integrantes de un aula en donde se impartirán conocimientos y principios que formarán o intentarán capacitar.
Yo tuve mi experiencia como instructor, pero el choque que viví entre mi visión romántica de la cocina y el hambre de negocio y mercantilismo de las escuelas, hicieron que me alejara y me dedicara de lleno a mi lugar de trabajo, pero todos los días en mi cocina juego un papel formador, o eso por lo menos pretendo.
Trato de enseñar con respeto y con ejemplo. No creo en los lugares de trabajo en los que los superiores estén gritando o pateando las cosas para crear miedo y un supuesto respeto hacia ellos.
Dentro de esa enseñanza han pasado grandes personas y muchas de ellas con muchas cualidades y destrezas para la cocina, lo cual es más que evidente que no es nada sencillo.
Dos de esas personas trabajan en el mismo sitio y cada día demuestran superación y constancia. Ambos pasaron por Malabar y de una u otra forma dejaron siempre claro que seguirían aprendiendo y siendo humildes en cuanto a su manera de ser. Luego por casualidad o causalidad entraron a Bodega 5, siendo las cabezas de una cocina honesta y sin pretensiones más allá de ofrecer unos grandes platos.
Ayer y para celebrar la graduación de mi hermana, llamé a José Luís y a Eduardo para que entre ellos y su grupo de trabajo nos crearan una velada a la altura y ocasión.
¡Y que maravilla de cena tuvimos!
Ya que mi mamá es vegetariana, al igual que José Luís, me pareció más que apropiado que el menú se basara única y exclusivamente en vegetales.
El abrebocas fue un ceviche de frutas con aire de palmito que sorprendió y agradó a todos en especial a mi madre que nunca había podido comer dicho plato típicamente elaborado con pescados. Siguieron una crema fría de peras asadas con queso de cabra y luego unos pequeños raviolis de queso ricotta y espinaca con crema de al aroma de trufas… ambos estuvieron geniales. Para terminar con lo salado vino una berenjena asada con unos pequeños brotes de coliflor, hongos salteados y una reducción de jugos de vegetales que, por su densidad e intensidad rememoraron a jugos condensados de carne. Todo un éxito.
Como broche de oro nos trajeron una polenta con chocolate blanco, reducción de cítricos, espuma seca de frutos secos, untuoso de chocolate amargo y un delicado shot de ron orange que cuadraba perfectamente con el conjunto descrito.
Por unanimidad decidimos que fue una estupenda manera de celebrar una gran ocasión y en mucho se debió al cariño y esfuerzo que pusieron mis dos amigos que me llenan de orgullo, al demostrar que lo que humildemente tratamos de enseñarles cuando estuvieron bajo nuestro mando, ha sido plasmado y más que demostrado jornada tras jornada en su sala de servicio.
Muchas gracias al equipo completo de Bodega 5 y en especial a José y Edu.
5 comentarios:
Bodega 5 es uno de los restaurantes que más me han gustado de Caracas. Realmente me encanta! Que bueno coincidir en gusto.
Epale Fede.
Mándale un abrazo a tu mamá y a tu hermana miles de felicitaciones. Como pasa el tiempo !
Federico,
comparto tu pasión por lo que Jose Luis y Eduardo estan haciendo en Bodega 5. Algunas de las mejores comidas que he gozado en este país han sido fruto de su trabajo... aunque en mi caso no puede faltar la grasiiiiiiita !!!
Una ración de grasita para Oriol y para mi!!! OIDO COCINA!!!
Hola Federico, tuve la oportunidad de leer en el Blog de Oriol su experiencia con Bodega 5 y no lo dude mucho para pasar por alla y debo decir que coincido con Jordi...me encanto! Ese dia probamos una a especie de creme Bruleé de auyama que estaba espectacular!!!! y los postres ummmmm.
Me gusta mucho tu blog y de aqui en adelante estara en mis favoritos.
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