Me tocó en todo el fin de semana trabajar de la mano de un gran amigo y excelente cocinero que llena no sólo de sabores sus creaciones, sino de letras y filosofía. Alonso Núñez es uno de esos compañeros que siempre tienen algo que aportar y demuestran con ejemplos hacía donde queremos que vaya nuestra gastronomía.
A parte de ser compañeros de línea de trabajo, nos tocó llevar un conservatorio sobre "comida callejera" y una exposición de "pescados del Lago de Maracaibo". En ambas teníamos unas altas dosis de preocupaciones éticas y morales, pero al mismo tiempo de responsabilidad. Es que ir a otro sitio y hablar sobre las maneras de alimentarse no es fácil, sobretodo en Maracaibo donde hay una oda a lo callejero y no siempre con buenos resultados. Evidentemente el mundo va hacia una propuesta más práctica y rápida, donde puestos sencillos puedan resolver esa necesidad alimenticia, aquí es donde la ciudad marabina nos lleva una morena en organización y propuestas, pero al mismo tiempo deja grandes dudas en lo balanceado y nutricional.
Fue al final una linda charla acompañados de Nidal Barake, otro buen amigo, que se pasea por todo el mundo gracias a su trabajo, pero donde no pierde la oportunidad de concocer esas otras culturas mediante su manera de comer. La gente que nos acompañó y asistió ese sábado no sólo tomó con responsabilidad nuestro parecer sino que nos alentaron a creer y apoyar posturas como estas en otras ciudades. Terminamos la tertulia con una muestra de esos "clásicos" de calle marinos que ya son impelables en el diario comer... patacones, tumbarranchos, agüitas de sapo y hasta pequeños!
Por otro lado en nuestra exposición había algo más delicado de que hablar, ya que debíamos mostrar la principal riqueza y fuente de trabajo del estado y posiblemente del país. Mencionar al Lago de Maracaibo es tocar el mayor símbolo de zulianidad y al mismo tiempo de preocupación. Es muestra de desarrollo y avance tecnológico, es cuna de una variedad increíble de fauna marina, es y ha sido entrada de otras culturas hacía nuestro país, pero al mismo tiempo ha caído en desgracia ecológica gracias a falta de criterio y conciencia, no sólo de las autoridades locales y nacionales, sino en gran medida por el descuido de sus propios habitantes quienes depositan y arrojan desechos constantemente hacia él.
Pudimos palpar de cerca esta realidad saliendo de sus costas para pescar y constatar el gran estado de contaminación que posee en la actualidad. Sumado a los cuentos e historias que no faltan sobre el Lago, da muchas más tristeza ver su situación hoy en día.
Ese mismo día nos dieron noticias de un proyecto que lleva a cabo la misma Lia Bermudez (quien a su ves da nombre al teatro donde llevamos a cabo nuestro capítulo) que trabaja por la saneación de tan gran recurso natural y promueve conciencia sobre la sociedad marabina hacía el cuido y mantenimiento constante de él.
Por mi parte quedó una gran alegría por poder plantear estos temas y ver que sí se puede cambiar, que sí podemos sentirnos orgullosos de nuestras costumbres y avanzar como pueblo y sociedad.
Gracias a los muchos maracuchos que nos apoyaron y dieron muestras de esa Zulianidad de que tanto hacen gala y muchas veces es motivo de celos por otras regiones venezolanas.
Para cerrar les dejo el link de un documental hecho por Bolivar Films que recoje en buena medida ese orgullo regional del que tanto hemos hablado y sentimos cada segundo que estuvimos en la Tierra del Sol amada... http:www.youtube.com/watch?v=SUUMT0XaxqE
(fotos cortesía de Javier Ferrero)
